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COLECCIÓN DOMÉSTICO & PROFESIONAL

[“...En la actualidad, más allá de que la participación laboral remunerada

de las mujeres se haya modificado, la responsabilidad de las tareas de

cuidado y su desarrollo continúa recayendo en manos femeninas.

Madres, abuelas, hermanas, tías, vecinas, amigas y trabajadoras

domésticas remuneradas son quienes encarnan y sostienen las

innumerables tareas de cuidado que son necesarias para llevar

adelante los hogares y el bienestar de sus integrantes…” INADI . 2016]

 

Si bien a nivel discursivo la igualdad de género posee fuerte legitimidad y se considera deseable que exista una distribución equitativa de las responsabilidades que hombres y mujeres deben asumir, somos las mujeres quienes aún seguimos cargando con la mayor parte del trabajo no remunerado.

La incorporación masiva de las mujeres al mercado laboral en las últimas décadas puso en tensión los modelos de organización de la vida familiar y laboral, que hasta hace algún tiempo estaban regidos por las invisibles pero contundentes leyes del sistema patriarcal, en las que los varones se configuran como productivos y proveedores y las mujeres se confinan con exclusividad al ámbito privado y doméstico. Esta modificación en las reglas del juego, ha ido provocando una sobrecarga en las responsabilidades femeninas. Se trata de una situación que ha traído aparejadas profundas desigualdades en la participación laboral, económica, social, política y cultural de las mujeres, generando “crisis del sistema de cuidados” que se contraponen con el derecho a la participación igualitaria de mujeres y varones.

La RAE en su discurso heteronormativo, desigual, discriminatorio y violento se refiere a: Doméstico: 1. Persona que trabaja haciendo labores de aseo y servicios para una familia. 2.  Perteneciente o relativo a la casa u hogar. adj. Dicho de un animal, que se cría en  compañía del hombre, a diferencia del que se cría salvaje. 3. adj. Dicho de un criado: Que sirve en una casa. La palabra «doméstico» viene del latín «domus» es decir «casa». Doméstico se le denomina a la persona o individuo que se encarga de los trabajos de una casa que no es la suya y por este servicio se le paga cierta cantidad de dinero, en otras palabras el doméstico es un empleado del hogar que también se le llama criado y que mayormente es de sexo femenino, también conocido como mucama, criada o sirvienta. Esta persona presta servicios domésticos a cambio de dinero; y en ocasiones vive en la casa donde presta esos servicios. Y, para definir profesional, refiere: Un profesional es un miembro de una profesión; es una persona cuyo propósito de vida se concreta a través de la práctica de una actividad laboral específica. El término además, está asociado a los estándares educativos y de preparación que permiten a los miembros de una profesión ejecutar los específicos roles que caracteriza a la misma. Los profesionales, en su mayoría, están sujetos a estrictos códigos de conducta, rigurosa ética profesional, y obligación moral con la sociedad.

¿Es posible separar el trabajo profesional del doméstico? ¿Es posible cerrar la puerta de tu casa y dejar lo laboral fuera y al revés?

Estando en tu espacio laboral, ¿recibiste alguna vez un llamado comunicándote que tu hijo/a estaba enfermo?

Estando en tu espacio laboral ¿llamaste alguna vez por TE o enviaste un mensaje para saber cómo funcionaban las cosas en tu casa?

[...]

Deseo vivir en una sociedad en la que se superen  los estereotipos del sistema sexo-género, donde las mujeres y los hombres tengan los mismos derechos y, de esta manera, pueden participar en igualdad en todas las estructuras sociales.

Repudio las palabras: mucama, criada, sirvienta y salvaje. Fueron expulsadas de mi vocabulario. Entiendo la palabra profesión, como del verbo  profesar, como impartir una fe, una religión.

Por medio de este cuerpo de obra pretendo generar conciencia en relación a esta situación desigual, injusta e inhumana.

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